3.3.08

El último güepardo blanco


A veces la suerte también juega. Hay que aprovecharla. Su mejor puesto en unos europeos: quinto. Su mejor puesto en unos mundiales: cuarto. Su mejor marca de siempre: 10,11 segundos.

En 1980 los USA decidieron boicotear los Juegos Olímpicos de Moscú. James Sanford, Stanley Floyd o Mel Lattany se quedaron en casa. Los mejores velocistas del mundo no compitirían en la prueba reina de unas Olímpiadas. A los 28 años, el escocés Allan Wells tendría su gran oportunidad.

En las semifinales de los 100 metros de aquellos Juegos, Wells bajo de su marca personal establecida en 10,15 y la dejo en 10,11; récord de Gran Bretaña. En Moscú 80 se obligó a utilizar los tacos en la salida. Hasta entonces Wells no los había usado nunca. De repente, había una nueva alternativa.

El indiscutible favorito en la final era el cubano Silvio Leonard. Desde Harold Abrahams en 1924 (vean la película Carros de Fuego) un británico no ganaba el oro en los 100 metros lisos. Wells en la calle uno. Leonard en la calle ocho. Dos esquinas. 10,25 segundos. Idéntico resultado. Foto finish. Wells es oro. Con 28 años se convierte en el ganador más veterano de los 100 metros lisos.

Cuatro días después se plantó en la final de los 200 metros y con un registro de 20,21 obtuvo la plata y logró el record británico. El intocable Mennea se hizo con el oro. Wells le obligó a hacer récord del mundo. 20,19 segundos.

En Los Ángeles 84, con 32 años, Wells no paso de semifinales. Comenzaba la época de Carl Lewis, el hijo del viento. Se dice del güepardo que es el animal más rápido de la tierra. Se olvida señalar que tiene paciencia y una vista privilegiada que aprovecha para elegir a sus víctimas en la distancia. Allan Wells, el último güepardo blanco supo esperar por el momento adecuado.