25.2.08

El ángel de Dios vs el ángel de las sombras


En 1948 Italia era un país sin alma que se debatía entre los tejemanejes de los USA y los de la URSS como parte del mapa geopolítico de la Europa de postguerra. Durante el Tour de aquel año, el líder del PC italiano, Palmiro Togliatti fue asesinado y toda indicaba que una guerra civil iba a estallar.
Al mediodía del 14 de julio, Togliatti fue tiroteado a pocos pasos del Congreso de los Diputados. Durante las largas horas de la intervención quirúrgica, las agencias de prensa inundaron las redacciones de los periódicos de comunicados alarmistas y contradictorios, llegando a anunciar la falsa noticia de la muerte de Togliatti.
Al día siguiente la tensión es altísima. Italia está dividida en dos. Aislada. Si comunicación interior, sin teléfonos ni trenes, con las carreteras cortadas. El caos acecha, porque las manifestaciones son espontáneas. El país, sin comunicación, es un drama de miedo y violencia.
Pero a las 17.15, desde Francia, llega la noticia de que el viejo Gino Bartali, diez años después de su última victoria en el Tour en 1938, y pese a tener un retraso de 22 minutos con el maillot amarillo Louison Bobet, destroza la carrera pasando el primero en todos los puertos de la etapa reina.
Todo el equipo italiano quiso retirarse cuando recibió la noticia del atentado a Togliatti. Pero por la mañana, Bartali (fascista confeso) había recibido una llamada telefónica de De Gasperi (primer ministro democristiano) y la bendición del Papa para ganar. Bartali gana. A lo grande. En el primer puerto era el primero, en el segundo también, en el tercero ya contaba con una gran ventaja, en el cuarto estaba sólo, y en el quinto había recuperado los 22 minutos de retraso. La empresa extraordinaria, casi sobrehumana, continúa el día siguiente. Ganará también la etapa alpina de Briançon a Aix les Bains, y a la llegada se viste de un amarillo, que no abandonará hasta París.
En todas las plazas de Italia, comunistas, democristianos y policías se abrazan. Delirio. Bartali salvó a Italia. Muchos han dicho que su victoria hizo descubrir a la Iglesia la importancia del deporte como distracción social. Poco después, Bartali fue señalado por el Papa como 'perfecto atleta cristiano'.
De hecho, el odio encarnado entre Gino (fascista) y el gran Fausto Coppi (comunista) se asumió cada vez más como una especie de cruzada. Por ello, la foto del Tour de 1952 en la que el 'ángel de las sombras' le da una botella de agua al 'angel de Dios' es considerada el fin de la posguerra en Italia. A pesar de que ni en esa foto, ni en años futuros, ni los unos ni los otros se miraron a los ojos.

1 Comments:

Blogger Giorgio said...

gran historia, de esas que nos encantan, cuando el deporte es capaz de ifluir en todo un país tanto social como políticamente...

ta el viernes!

12:07 p. m., febrero 27, 2008

 

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