11.8.06

Celtics PRIDE

"Todo consistió en el trabajo en equipo, los esforzados mineros nos enfrentamos a los millonarios en sus Mercedes, a los abogados en sus trajes de tres piezas y a las estrellas de Hollywood y los derrotamos obligándolos a ensuciarse las manos" Kevin Mc Hale.

La rivalidad Celtics vs Lakers nunca fue una cuestión geográfica; es simplemente una cuestión de estilos: el juego rápido y técnico de LA; y la fuerza y el orgullo de Boston. Glamour contra tradición. Curiosamente no solo los equipos tenían estos atributos, el éxito de esta rivalidad estriba en que los habitantes de ambas ciudades se identificaban plenamente con su equipo.

El 27 de mayo de 1984 un nuevo capítulo iba a comenzar. Para mas inri, estas Finales tenían un nuevo aliciente; Larry Bird y Magic Johnson. El primero rechoncho y aparentemente lento era un Celtic; el segundo divertido y atrevido era un Laker. Eso sí, ambos eran los mejores jugadores de baloncesto del planeta.

Tras los dos primeros partidos de la serie LA ganaba 2-1 recuperando la ventaja de campo. Los Ángeles estaban dando un repaso descomunal a su rival, y solo la magia del Garden impidió que el resultado fuera 3-0. En el tercer partido LA derroto a Boston por 137 a 104 con 14 puntos, 11 rebotes y 21 asistencias de Magic. Nadie daba un duro por los Celtics.

"Hoy hemos jugado como nenazas"; había dicho Larry Bird. En rueda de prensa, el capitán verde crítico a sus compañeros y los culpó de no rendir fuera del Garden. Consiguió lo que pretendía; reavivar el orgullo Celtic.

El cuarto partido se disputaba en el Inglewood de Los Ángeles. Los Lakers dominaban el partido, pero en los últimos minutos comienzan a fallar tiros libres y a perder balones por una defensa Celtic que ralla la ilegalidad. Quizas el punto de inflexión se produce en una bandeja fácil de Kurt Rambis que es placado por Kevin Mc Hale. La piña de los jugadores de Massachussets apoyando a su jugador es terrorífica. "Tuvimos miedo" dijo Byron Scott. "Los Celtics han jugado como matones" sentenció Pat Riley. Al final el partido se fue a la prórroga y Larry Bird resolvió.

La imagen de Bird (27 puntos y 14 rebotes de media en las finales) y sus compañeros volteando toallas pasará a la posteridad. Quedaban tres partidos pero habían recuperado el factor cancha y lo más importante, habían recuperado el orgullo, ya no eran nenazas.