27.1.07

Desde los balcanes



Los JJOO de Moscú 1980 fueron los primeros concedidos a un país comunista. Para evitar que los niños rusos tuvieran cualquier contacto con el capitalismo, durante los Juegos fueron alejados de la ciudad. Con el boicot estadounidense, la URSS debía arrasar a sus rivales en la competición de baloncesto. Fracasó, y dió paso a su hermano menor, que se hizó con las riendas del basket europeo, Yugoslavia.
"Yugoslavia ama el baloncesto, la gente ama el baloncesto, los niños aman el baloncesto", señala Kikanovic. Tras ganar tres europeos seguidos en los años 70, la gente comenzaba a considerar un nuevo baloncesto más rápido y técnico alejado del físico que promulgaban los países del Este. Sin embargo, en Juegos Olímpicos los yugoslavos no eran capaces de dar el paso.
Yugoslavia llegó a la final de aquellos Juegos paseándose. Su único oponente posible era la URSS, a la que se enfrentaron en primera ronda. Empataron a 81 pero en una espectacular prórroga le endosaron un parcial de 20-10 a los soviéticos. Dalipagic y Kikanovic anotaron 24 puntos cada uno.
Se esperaba un nuevo enfrentamiento con la URSS en la final, pero de la mano de un increíble Meneghin, Italia derrotó 87-85 a los rusos y se presentó en la final. Ganaron 86-77 con 22 de Kikanovic, 20 de Delibasic y 18 de Dalipagic.
En Moscú lograrón la gloria jugadores que durante la década de los 70 pusieron los cimientos para convertir a Yugoslavia. en la escuela baloncestística del viejo continente. Los Dalipagic, Cosic, Kikanovic, Jerkov o Slavnik despertaban por igual pasión y odio, pero sobre todo eran alegría y descaro en la cancha. "Ganar el oro estuvo bien, pero quería haberle ganado a los americanos" dijo Kikanovic.Un nuevo baloncesto, desde los Balcanes.

11.1.07

Al tenis se juega en hierba

Cada año, cuando el calor del verano aprieta, cientos de tenistas asaltan las instalaciones del All England Tenis Club en busca de la gloria. A muy pocos les gusta la lluvia de Londres, las dos semanas en unas instalaciones obsoletas, el vestir de blanco o el jugar en hierba. Tan cierto como que todos los tenistas señalan como su favorito al paraíso del saque y volea.

Fue en 1877 cuando se puso en marcha un torneo de tenis elitista destinado a las clases pudientes de Londres. Medio siglo después, la I Guerra Mundial lo hizo desaparecer y el Club tuvo que acudir a donaciones para sobrevivir. Fue la salvación y la consagración del torneo. Americanos, franceses y asutralianos pusieron sus pies en Gran Bretaña y sus nombres en el palmarés.

Wimbledon es el mundo del saque y volea. El bote rápido y bajo de la bola obliga a una velocidad de piernas inusual. La fortaleza en el servicio y la derecha son fundamentales. Las dejadas y liftados son imprescindibles. Es el tenis de verdad, el de subir a la red, de jugarse el todo por el todo, de buscar el límite físco y táctico, del goipe en décimas de segundo. Pero sobretodo es WIMBLEDON, es historía, todo lo demás da igual, lo importante es vivir la mística de la hierba.