21.9.06

Veinticinco victorias y otras tantas derrotas


Al superar el récord de victorias de Sainz, a Sebastian Loeb le preguntaban si era ya el mejor piloto de la historia. Él contestaba que son épocas diferentes, rivales distintos y que en todo caso la grandeza de Carlos no se mide en triunfos.
En efecto, la llegada de Sainz al mundial de rallies revolucionó el panorama. Su conducción agresiva cambiaba los cánones imperantes y daba un nuevo aire al mundo del motor. Eso es lo que hace que Loeb y tantos otros lo admiren. Pero hay algo más que lo hace tan grande como humano; su eterna mala suerte.
Todo comenzó en 1991. Sainz buscaba el doblete ante Juha Kankhunen. Llegaba a la última prueba del mundial -el fatídico para él, Rally de GB- con todo a su favor para lograr el título. Un fallo mecánico le haría esperar al año siguiente para repetir título.
En 1994, Sainz, Moya y su Subaru llegaron a Gran Bretaña practicamente sin opciones. Didier Auriol tenía 10 puntos de ventaja y todo a su favor. Pero el francés falló y de pronto Sainz pareció retomar la senda de la buena estrella. Error. En la última etapa del último día se salió en una curva. Fue la primera de las grandes frases que el dueto dejaría para la historia. "La cagamos, Luis"; "No la cagamos Carlos, no la cagamos". Vendrían más.
Al año siguiente no fue la mala suerte sino la indisciplina de su compañero de equipo Colin McRae quien le impidió lograr el título. Habría que esperar a 1998, cuando el gato negro que lo acompaña se hizo de oro.
Tommi Makinen había abandonado. Último tramo, último día. Ya camino de Finlandia, Tommi felicitaba a Sainz por una victoria que tanto merecía. A Carlos y Luis les valía ser quintos. Iban tranquilos, disfrutando del paseo, saboreando los últimos kilómetros. 500 metros. Avanzan muy despacio, ...demasiado despacio. Los limpia corren de un lado al otro del cristal pero el coche no sigue su ritmo... Se ha parado! Sale humo del motor. No puede ser. Rapidamente salen del coche. Se repite la historia: "la cagamos"; "no la cagamos Carlos". Luis coje un extintor e intenta apagar el motor, y añade una nueva frase a la leyenda "trata de arrancarlo por Dios, trata de arrancarlo!". No, no, no arrancó. Luis lanza el casco sobre el maldito Corolla. Carlos llora apoyado en su neumático delantero.
Hubo un epílogo en 2003. Esta vez era el tercero en discordia tras Loeb y Solberg y debía arriesgar. No había abandonado en ninguna prueba a lo largo del año. Se salió. Out.
Veinticinco victorias y otras tantas derrotas. Dicen que debería tener al menos cinco títulos mundiales. También dicen que para ser leyenda solo hay dos caminos: morir joven o ser tan humano como gran deportista. Carlos eligió la segunda opción.

20.9.06

No hay dolor

Hubo un tiempo en el que keniatas, etiopes y demás naciones del África Negra no sabían que su físico les podía hacer salir de la miseria. Uno de ellos lo comprendió, y de que manera.
Abebe Bikila tenía 28 años cuando disputó los JJOO de Roma. Como tantos campesinos se enroló en el ejército para salir de la pobreza. Sus condiciones físicas le llevaron a ser miembro de la Guardia Imperial, pero el destino le tenía reservado otros planes. Por aquel entonces algunos entrenadores europeos empezaban a darse cuenta que bien preparados los atletas africanos serían invencibles; uno de estos pioneros fue el sueco Onni Niskasen. Bikila realizaba una maniobra en Addis-Abeba cuando Niskasen lo vió. Ya tenía un diamante que pulir.
Evidentemente entre el equipaje de Onni iban unas zapatillas Adidas, y evidentemente su intención era que Abebe las calzara. Bikila dijo que no, que el corria descalzo. Tras mucho discutir, Niskasen realizó una serie de pruebas y descubrió que el etíope corría más rápido sin zapatillas. El diamante tenía su propio estilo.
Y así fue. Bikila se presentó en los JJOO de Roma descalzo. Había ganado un par de pruebas menores, pero era la nota extravagante. Mira ese negro sin zapatillas; decían. Arrasó. Camino de la victoria, Bikila bordeó el obelisco de Axum que Mussolini llevara a Roma desde Etiopia en 1937. En plena descolonización aquello era mucho más que deporte. Y además no solo había ganado el oro, también había pulverizado el récord del mundo. Para mayor incredulidad, en los 42 kilómetros de la maraton solo había perdido 350 gramos, cuando lo normal es perder 4 kilos.
Le llovieron los contratos. Se hizo rico. Le obligaron a usar zapatillas. Fue aclamado y adorado. Era el mesías negro. Pero la profesionalización le hizó abandonar su hogar. Se instaló en Europa, seguía mandando dinero y ayudando a su país, pero los celos le obligaron incluso a pasar un par de meses en la cárcel acusado de rebelión.
Por si fuera poco, seis semanas antes de los JJOO de Tokio, Bikila sufrió una apendicitis. Aún así era el favorito, y aunque no tenía el apoyo de su Gobierno lo seguía teniendo de sus compatriotas. Y lo logró. Triunfó 4 años después, eso sí, está vez con zapatillas.
En México ya no pudo repetir. Aquejado por una fisura en la pierna derecha abandonó en el kilómetro 17. Pero el daño ya estaba hecho, otro compatriota se llevó la victoria. El dominio africano ya no tendría fin.
Abierto el camino y convertido en leyenda, Bikila volvió a casa. Aclamado por sus paisanos, un accidente de circulación lo postró en una silla de ruedas. Estaba muerto. Sus pies no andarían jamás. Su corazón estaba muerto. Más triste que enfermo fallecía en 1973 con 41 años. Moría el primer ídolo de África.



13.9.06

Miedo Escénico: el día que Valdano se hizo escritor


Miedo escénico (1986) Argentinismo. Expresión de Gabriel García Márquez que popularizó en España Jorge Valdano para definir el temor del jugador al saltar al estadio Santiago Bernabeú. Apareció por vez primera con este significado en un artículo del futbolista argentino publicado en La Revista de Occidente.
Todo comenzó en diciembre de 1984. El Real Madrid y el Anderlecht se enfrentaban en la tercera ronda de la Copa de la UEFA. La ida jugada en Bélgica se saldó con victoria local por 3 a 0. El R. Madrid tenía pié y medio fuera de Europa.
Los días anteriores al encuentro de vuelta, las amenazas y exaltaciones típicas de las remontadas se sucedían en las declaraciones de los jugadores merengues. “La primera patada la pegamos nosotros; los tres primeros disparos son nuestros; cuando nos hagan una falta tres de nosotros a por el árbitro y otros tres a por el infractor…” Entonces surgió el futbolista-escritor, aquel chico hepatítico al que Maradona casi le pasa el balón cuando el Barrilete Cósmico doblegó a Inglaterra. "Miedo escenico". Con esas dos palabras Jorge Valdano resumía el decálogo de las remontadas. "El rival sufrirá por el miedo escénico del Bernabeú". Cómo?El periodista ya tenía un nuevo tópico. Ahora había que usarlo.
12-12-1986.Con un Bernabeú volcado el Madrid se colocaba con 2-0 en apenas 16 minutos, tras los goles de Sanchis y Butragueño. Después marcaría Valdano, acortó distancias Friman y nuevamente Jorge Valdano ponía el 4-1 para llegar al descanso. Las caras de Scifo, Vercauteren y compañía lo decían todo. El miedo escénico era una realidad.
En la segunda parte dos nuevos goles de Butragueño. Resultado final: 6-1. Fue la primera de muchas. Luego vendrían el Borussia, Inter, Bayern... Pero más allá de enriquecer el lenguaje futbolístico con una nueva expresión, lo que aquella eliminatoria contra el Anderlecht consiguió fue mucho más importante; dotó al Madrid de un motivo más para ser temido, un motivo más para que el rival temblara en el campo, en definitiva un motivo más para aumentar su leyenda.

12.9.06

El elegido está hecho de goma


Se acuerdan de The Shot, el tiro ganador en las finales del 98? Se acuerdan de The Move, aquella entrada a aro pasado contra LA? Se acuerdan del mate desde el tiro libre en el concurso de 1988? Sí, seguro que se acuerdan. Pero hay una jugada desconocida para el gran público de la que escribiré un boceto, porque intentar hacer algo más es imposible.
Nos adentramos en la temporada 1991-92. Partido de Regular Season entre los Bulls de Jordan y los Nets de Petrovic. Chicago camina hacia playoffs buscando la mejor marca de la temporada. Un renovado New Jersey con Armstrong, Coleman y un Petrovic de 22 puntos por noche, buscan clasificarse para la postemporada.
En un momento dado del partido MJ corre el contraataque. Jordan encara el aro por su lado izquierdo. La descolada defensa de los Nets se encuentra en ese mismo lugar. En el lado débil aparecen Horace Grant y el resto de los Bulls. Qué hacer? Esta claro, doblar el balón y buscar la canasta fácil. Qué hace dios? Encarar a 4 jugadores rivales.
En la línea de tres le sale Petrovic. Nunca fue un excelso defensor, pero tenía disculpa. Un tornado lo paso por la izquierda. Jordan había escogido el lado más díficil, el más alejado de la canasta. Pero aún lo complico más. Bota y comienza a volar... de lado! Totalmente desequilibrado por la finta anterior, salta desde la línea que limita la zona en una posición de 90 grados respecto al aro. Se apoya con el pié derecho y salta con el izquierdo.
Air ya despegó. Tiene a dos tios a los lados. Ni puede dejar una bandeja a tabla, ni doblar (alguién cree que la va a pasar?) a un compañero. Enfrente un nuevo rival. Solución: buscar la falta y forzar un tiro que jamás entrará. Recordemos que esa sería la solución a una jugada que nunca debería haber pasado, porque desde un principio habría que haber buscado el pase. Recordemos también que estamos hablando de dios.
Jordan eleva los brazos y agarra el balón. En dos décimas de segundo; se la muestra al defensor, amaga el pase hacia afuera, retrae el balón contra su rostro, y lo saca esta vez para adentro (ya he dicho que iba a escribir un boceto, veánlo!! no hay palabras para narrarlo!).
Superado el defensor comienza la caída. MJ ha triunfado, se ha librado de él, pero no ha tirado. No podrá concluir su obra, cometerá pasos. Pero no! Imitando el finger roll de George Gervin hace rodar el balón entre las yemas de sus dedos y tira una bandeja a aro pasado. Increible! Canasta! El United Center aplaude, sus compañeros con las manos en la cabeza. Todo el mundo viendo la repetición en el video marcador.
Se puede conseguir un mate desde tiro libre, una canasta ganadora en el último segundo o una entrada espectacular a aro pasado, pero jamás se podrá meter otra canasta como esa, porque solo El elegido fue hecho de goma.

6.9.06

Campeones en EQUIPO; con mayúsculas



3 de septiembre de 2006. Histórico. Campeones del mundo. España. El mismo país que hace treinta años tenía como altura media el 1'65. Que bárbaro!

Después de un torneo perfecto, en la final se vió la mayor exhibición defensiva que alcanzo a recordar. Los primeros veinte minutos fueron espectaculares, dejando a los griegos en unos paupérrimos 23 puntos.

Hubo tres factores claves en la final.

El primero la defensa de ayudas. Cada vez que un jugador griego fintaba a su hombre, allí aparecía la segunda línea española para forzar la falta en ataque. Especial mención para Carlos Jiménez y su ayuda dentro y fuera de la zona.

La segunda la defensa a Theo Papaloukas. El grandísimo base griego es tan bueno como previsible. Encara a su rival y busca la entrada, siempre buscando el 2+1. Cuando recibe la ayuda abre el balón para que el alero alto clave un triple. Su defensa requiere un movimiento y concentración total de todo el quinteto. Fabuloso Berni cerrándolo y Marc y Jorge esperándolo abajo; pero sobre todo destacar la basculación de los hombres pequeños que cortaron los pases a los triplistas, impidieron que tiraran cómodos, y provocaron que el alma y guía griega acabará desquiciado.

La tercera clave es el concepto de equipo. La baja de Gasol demostró a los incrédulos que estamos hablando de 11 jugadores de primerísmo nivel que convierten a España, a diferencia de la Alemania de Nowitzki, la Francia de Parker o en otros tiempos la Grecia de Gallis o la Italia de Meneghin, en un gran equipo.

Y para dirigir tal cantidad de talento está Pepu Hernández. Destacó por dos cosas en su etapa en Estudiantes. La primera por su capacidad por unir al grupo y la segunda por su trabajo preparando la defensa y ataque de zonas. Ese había sido el gran hándicap de España en las últimas competiciones, y esta vez ni hemos naufragado tirando triples ni defendiendo pick n'roll's. Es que si no, no seríamos campeones del mundo.